Cómo África está adoptando el Internet de las cosas para desarrollar su sector agrícola

Publicado el 27/11/2021 | La rédaction

Según un informe publicado hace unas semanas por el gigante británico de la telefonía por satélite Inmarsat, la adopción de tecnologías relacionadas con el Internet de las Cosas se ha acelerado en todo el mundo debido a la pandemia del Covid-19. Pero en África, el mundo agrícola no ha esperado a que se produzca una catástrofe sanitaria mundial para empezar a adoptar este nuevo concepto y las tecnologías relacionadas. He aquí un vistazo a la situación.

A diferencia de la inteligencia artificial o el aprendizaje automático, es difícil tener una definición exhaustiva pero sencilla del Internet de las cosas (IoT), ya que simplemente no es una tecnología. Más bien debe entenderse como un concepto que pretende aprovechar los datos emitidos por la multitud de objetos conectados que se utilizan en todos los sectores de actividad. Gracias a Internet y a la conexión en red, estos objetos conectados, equipados con sensores, pueden transmitirse continuamente información entre sí y permitir a los usuarios mejorar los procesos de producción o la vida cotidiana de las personas.

También hay que tener en cuenta que el IoT integra las otras tecnologías mencionadas, es decir, la IA, el aprendizaje automático y el blockchain. Por el momento, los usos de la IO conocidos por el público en general se limitan a veces a los relojes conectados, los coches conectados o el hogar conectado. Pero las aplicaciones de IoT para las empresas siguen siendo las que ofrecen más potencial de crecimiento, debido a las necesidades que pueden satisfacer.

La agricultura africana en la era del IoT

Según la ONU, el mundo necesita duplicar su producción de alimentos de aquí a 2050 para satisfacer el elevado crecimiento demográfico previsto. A medida que la tierra cultivable se reduce y el cambio climático afecta a la disponibilidad de agua, la industria agrícola se centra ahora en la eficiencia. Diversas innovaciones tecnológicas ofrecen una solución a esta búsqueda de eficiencia, y los agricultores africanos, el continente más afectado por este boom demográfico, ya la están aprovechando.

A medida que la tierra cultivable se reduce y el cambio climático afecta a la disponibilidad de agua, el leitmotiv de la industria agrícola es la eficiencia.

En varios países africanos, la agricultura es uno de los principales contribuyentes a la creación de riqueza y se calcula que la parte del sector en el PIB de África es del 30%. Además, emplea al 60% de la población activa y produce el 80% de las necesidades alimentarias del continente. Tras haber pasado gradualmente de los métodos agrícolas menos industrializados a la mecanización y el uso intensivo de insumos agrícolas y pesticidas, los agricultores del continente pueden beneficiarse ahora de nuevas tecnologías adaptadas a su actividad. Entre el uso de productos químicos y los efectos del cambio climático, la agricultura tradicional se enfrenta a múltiples retos que están reduciendo las cosechas y aumentando la desnutrición. Según estimaciones concordantes, la población africana, ya marcada en parte por problemas de sequía y hambre, crecerá un 91% de aquí a 2050, pasando de 1.300 millones en 2020 a 2.600 millones.

Para hacer frente a estos retos, varias empresas de nueva creación intentan aportar soluciones utilizando la tecnología para mejorar el rendimiento de las empresas agrícolas. En este contexto, el internet de las cosas desempeña un papel destacado, como lo demuestra el acuerdo alcanzado hace dos años entre IBM y la empresa agritech Hello Tractor, que opera en Nigeria y Kenia. A finales de diciembre de 2018, el gigante estadounidense se asoció, a través de su filial IBM Research, con la startup de África Occidental para desarrollar una plataforma basada, en particular, en la IA y el blockchain, en beneficio de los agricultores africanos. El método es bastante sencillo. Se trata de instalar en los campos, a lo largo de todo el año, objetos conectados y equipados con sensores para que recojan y transmitan datos sobre las precipitaciones, los depredadores de las plantas, el uso de insumos, etc.

El método es bastante sencillo. Se trata de instalar en los campos, a lo largo de todo el año, objetos conectados y equipados con sensores para que recojan y transmitan datos sobre la pluviometría, los depredadores de las plantas, el uso de insumos, etc. Esta información, combinada con la obtenida mediante el uso de los sensores, puede utilizarse para controlar y evaluar la calidad del cultivo.

Esta información, combinada con la obtenida de las condiciones meteorológicas y analizada mediante inteligencia artificial y aprendizaje automático, proporciona a los agricultores valiosos conocimientos. Entre ellos, el momento ideal para plantar, proteger los cultivos con pesticidas y regar, con el fin de obtener los mejores rendimientos posibles.

El uso de objetos conectados no se detiene ahí, como demuestra Unitrans África. Especializada en ofrecer diversas soluciones a los agricultores africanos, este año adquirió una flota de drones para sus clientes de Malawi y Mozambique, inicialmente. Las máquinas no sólo pueden realizar la pulverización aérea a un coste inferior al de los aviones, sino que también pueden proporcionar al agricultor información sobre el estado del cultivo y su ubicación. Las máquinas no sólo pueden realizar la pulverización aérea a un coste menor que el de los aviones, sino que, gracias a los sensores con los que están equipadas, pueden proporcionar al agricultor información sobre qué cultivos necesitan más o menos insumos agrícolas, al tiempo que identifican rápidamente, en campos de varios miles de hectáreas, las zonas sometidas a diversas tensiones.

El otro aspecto que puede pasar desapercibido, pero que es igualmente valioso en la agricultura digitalizada, es la disponibilidad de datos fiables sobre los cultivos, lo que puede animar a las instituciones de crédito a proporcionar financiación a los empresarios agrícolas con mayor facilidad.

Además, los sensores también pueden instalarse en la maquinaria agrícola para avisar a los propietarios de posibles reparaciones o trabajos de mantenimiento que deban realizarse. Esto limita los imprevistos y también ayuda a mejorar el rendimiento de los cultivos. Por último, otro aspecto que puede pasar desapercibido, pero que es igualmente valioso en la agricultura digitalizada, es la disponibilidad de datos fiables sobre los cultivos, lo que puede animar a las instituciones de crédito a facilitar la financiación a los empresarios agrícolas.

Restricciones

Es importante recordar que la agritecnia no es exclusiva de África. En su informe titulado"Industrial IoT in the time of Covid-19", elaborado con el apoyo de Vanson Bourne, Inmarsat señala que "la inversión en tecnologías de apoyo a la producción de alimentos se ha multiplicado por seis desde 2012, alcanzando los 20.000 millones de dólares en 2019". De este total, cabe destacar que las tecnologías centradas en la mejora genética de los cultivos o la agricultura de precisión ocupan un lugar destacado. Además, en todo el mundo, las empresas que tienen más posibilidades de realizar las inversiones necesarias son las más grandes (250-3000+ empleados). En África, donde las pequeñas y medianas empresas siguen dominando el sector, se plantea el problema de la financiación de esta nueva revolución tecnológica.

En África, donde las pequeñas y medianas empresas siguen dominando el sector, se plantea el problema de la financiación de esta nueva revolución tecnológica.

A esto hay que añadir un problema igualmente importante relativo a la brecha digital. La agricultura se practica en las zonas rurales y, desgraciadamente, éstas siguen siendo las regiones más olvidadas por los operadores en lo que respecta al acceso a Internet. La tasa de penetración de Internet móvil es del 28% en el África subsahariana, según datos de 2020 de la Asociación Mundial de Operadores de Sistemas (GSMA). El coste de Internet también es un obstáculo, al igual que la disponibilidad de mano de obra cualificada para explotar los datos y la necesidad de formar a los agricultores en el uso de la tecnología. Afortunadamente, no son dificultades insuperables y una fuerte voluntad política puede ayudar a democratizar el uso del Internet de las Cosas en la agricultura africana.

Fuente: www.agenceecofin.com


¿Te gustó este artículo? Compártelo ...

comentarios

Dejar un comentario

Su comentario se publicará después de la validación